Cómo nuestra hora de comer afecta nuestro peso: La importancia de la crononutrición

A través del reloj central y de los relojes periféricos que se encuentran en un organismo, se regula el ritmo circadiano (RC), el cual interviene en las funciones metabólicas y endocrinas. La “crononutrición” explica la importancia del tiempo y los tipos de alimentación sobre nuestro RC. La obesidad es uno de los mayores problemas de salud pública. En el presente artículo describiremos la relación que existe entre la crononutrición y la obesidad.

El cuerpo humano, una máquina perfecta, sigue un ritmo interno de 24 horas, conocido como Ritmo Circadiano (RC). Este reloj biológico dirige nuestros procesos metabólicos, endocrinos y conductuales, orquestando un baile armonioso entre los órganos y tejidos. ¿Dónde reside este reloj maestro? El reloj central se encuentra en el cerebro, específicamente en el hipotálamo y a partir de un conjunto de neuronas forman el núcleo supraquismático (NSQ) que coordina los ritmos corporales y sincroniza los relojes biológicos.

Estos relojes funcionan gracias a genes reloj que regulan procesos metabólicos a través de retroalimentaciones negativas y positivas. Los activadores transcripcionales positivos (como CLOCK, NPAS2, ARNT y BMAL1) y los elementos inhibidores de transcripción (PER y CRY) trabajan en armonía para mantener la sincronización.

¿Por qué esto importa tanto? Porque las alteraciones en estos relojes, ya sea por falta de sueño, horarios de alimentación irregulares o trabajos nocturnos, pueden desencadenar un aumento de peso a largo plazo y riesgos metabólicos. La nutrición adquiere una relevancia crucial al hablar de la regulación del RC, especialmente en la frecuencia y regularidad horaria de las comidas, una rama conocida como crononutrición.

La obesidad, considerada una epidemia global por la OMS, es el resultado de la interacción entre factores genéticos y ambientales. En Chile, la última Encuesta Nacional de Salud reveló que más del 70% de la población sufre malnutrición por exceso, con un alarmante aumento en sobrepeso y obesidad, particularmente en mujeres.

Estilos de vida poco saludables como la falta de sueño, horarios de sueño irregulares, comer en momentos inadecuados o saltarse comidas, viajes largos y trabajos en turnos nocturnos, alteran el RC y aumentan el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles, incluida la obesidad.

La evidencia actual muestra que prácticas saludables como desayunar, comer en horarios correspondientes, evitar las comidas nocturnas, mantener un sueño adecuado y limitar el uso de dispositivos electrónicos, mantienen el RC estable, reduciendo la probabilidad de enfermedades crónicas y obesidad.

Cenar cerca de la hora de acostarse y saltarse el desayuno se ha relacionado con la obesidad, mientras que la falta de sueño desregula las hormonas del apetito, aumentando la ingesta de alimentos poco saludables y el índice de masa corporal. La interrupción del RC también puede provocar trastornos gastrointestinales y afectar el microbiota intestinal.

La sincronía del RC con la alimentación varía según la edad y los hábitos. Los niños tienden a tener un cronotipo matutino que cambia a vespertino con la adolescencia. Los adolescentes con hábitos alimentarios nocturnos tienden a tener un IMC más alto que aquellos que realizan comidas tempranas sin calorías nocturnas.

Personas con sobrepeso u obesidad, consumiendo un exceso de energía a lo largo del día, presentan un RC desincronizado, mientras que aquellos con un cronotipo matutino y hábitos de sueño adecuados tienen una pérdida de peso más exitosa.

Sin embargo, la investigación sobre crononutrición y obesidad es limitada, careciendo de una comprensión más profunda. La necesidad de comprender esta relación es crucial para desarrollar intervenciones más eficientes en la pérdida de peso y mejorar la calidad de vida.

En resumen, la relación entre la crononutrición y la obesidad es innegable. Nuestros hábitos alimentarios y de sueño afectan el reloj interno de nuestro cuerpo, desencadenando desequilibrios metabólicos y, potencialmente, obesidad. La clave está en sincronizar nuestro reloj biológico con una alimentación adecuada y horarios regulares para mantener un peso saludable y prevenir enfermedades a largo plazo.

Referencia. Artículo: Crononutrición y su relación con la obesidad. Una revisión sistemática. Revista chilena de nutrición. Rev. chil. nutr. vol.49 no.1 Santiago feb. 2022.

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